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BANKE SHINOBI NO DEN - KÔKA RYÛ BAN-TÔ - España 2009.
BANKE SHINOBI NO DEN - KÔKA RYÛ BAN-TÔ - España 2009.
La historia de Japón fue desde el inicio básicamente una lucha entre clanes por ostentar el poder sobre las islas hasta que a finales del siglo V el clan dominante estableció la dinastía imperial.
De todas formas el poder no estaba realmente en manos de éste sino que quien dominaba era la aristocracia de la Corte, al menos hasta el siglo XII.
En el siglo XII fue la aristocracia la que sintió cada vez más la presión por parte de la clase guerrera que reclamaba un puesto de poner.
Conseguido éste a finales del siglo XII, la clase guerrera lo mantuvo hasta el siglo XIX, aunque alternándose diferentes clanes, dentro de los cuales existía una especie de “comandante general”, el Shogun, que tenía el poder supremo.
Aún así, la Corte Imperial se mantuvo, de forma simbólica, en Kyoto.
En 1868 se restauró, en teoría, la autoridad imperial, pero en la práctica el gobierno estuvo a cargo de diferentes grupos, incluidos políticos y militares, hasta el final de la 2º Guerra Mundial.
El período Kamakura fue la época de la historia japonesa caracterizada por ser la primera era de gobierno militar en el país. Tras el Gobierno Imperial regentado por la familia Fujiwara en el período Heian, comenzaron las disputas por el poder entre los dos clanes que habían venido controlando las regiones periféricas desde principios del siglo XII, los TAIRA y los MINAMOTO (Genji). Ambas pretendían ser descendientes de emperadores Heian.
El clan Minamoto dominaba la región de Kanto (la que rodea al actual Tokio), mientras que la familia Taira estableció su poder al oeste de la capital heiana, Kyoto.
El líder Taira Kiyomori (1118-1181) apoyó al emperador reinante y derrotó a los Minamoto, favoreciendo su ascenso político y su nombramiento como canciller, iniciando un gobierno dictatorial (“Si uno no es un Taira, no es humano”, decía), que si bien no duró demasiado tiempo, sembró el germen del inicio de traspaso de poder de la corte al gobierno militar, el bakufu.
Inicialmente derrotados, los Minamoto, manteniéndose fuertes en la región de Kanto, aprovecharon la hambruna de los años 1181-1182 y la muerte de Kiyomori, para derrotar a los Taira y asesinar a todos los integrantes de la familia. Así, Minamoto Yoritomo se hizo con el poder político en 1185, y para no verse influido por la corte, trasladó la capital a la ciudad de Kamakura. Fue nombrado seitaishogun o generalísimo en 1192, a partir de ahí, todos sus sucesores se conocieron como Shogun. Este control guerrero establecido por Yoritomo, apoyado por la familia de su esposa, los Hojo, duró hasta 1333.
De esta manera, los dos polos opuestos de Japón, la gentileza elitista heiana y la rudeza samurái, se convirtieron en el símbolo del estilo de vida del país.
A pesar de ostentar el poder de facto, Yoritomo conservó el sistema imperial, y aunque el sistema Kamakura no puede decirse que fuese un sistema feudal estilo europeo, la relación señor-siervo y su organización en territorios dependientes de un señor hacen que por razones prácticas, hablemos de él denominándolo de esa manera.
Realmente el gobierno Minamoto tampoco duró mucho tiempo, ya que a la muerte de Yoritomo, la familia de su esposa Masako, el clan Hojo, ejerció el poder como regente de los shogunes, que se transformaron en figuras decorativas.
En ese momento, el emperador Gotoba intentó recuperar la supremacía imperial, y buscando apoyos en la región de Kyoto, consiguió 10.000 hombres, pero fue aplastado por el ejercito Hojo, lo que reforzó la posición del shogunato Kamakura.
Durante ésta época, tras las buenas relaciones con la corte china de los siglos anteriores, una vez los mongoles comenzaron la conquista de China, también comenzaron las hostilidades contra Japón, en 1247, Kublai Khan intentó invadir Japón, pero un gran tifón hundió su flota, el kamikaze. Posteriormente, una segunda invasión en 1281 fue rechazada por los samuráis en Kyushu.
A pesar de la victoria, la guerra arruinó los recursos del gobierno Kamakura, y la crisis hizo que los clanes samurái empezaran a contraer deudas.
Percibiendo el descontento de la casta guerrera, la corte imperial intentó de nuevo recuperar el poder, en 1331, el emperador Godaigo (1288-1339) organizó un levantamiento contra el bakufu con el apoyo de jefes militares de la región de Kyoto y del occidente de Japón. Inicialmente fue un fracaso, hasta que vió la oportunidad el clan Ashikaga, dirigidos por un personaje clave, Ashikaga Takauji (1305-1358), que se decidió pasar al bando imperial y ayudar a derrotar al clan Hojo, restaurando el poder imperial en 1333 (restauración Kemmu), aunque fue por poco tiempo, ya que a partir de 1336, debido al descontento samurái, que se sentían poco compensados por la victoria conseguida, apoyaron a Takauji y le llevaron a hacerse con el control de Kyoto, poniendo en el trono imperial a un miembro de la familia imperial afín a sus intereses.
El hasta ahora emperador Godaigo, reunió a sus fuerzas y huyó a la sureña península de Kii, estableciendo una corte alternativa en el sur en 1336, este periodo de doble dinastía imperial (Nanbokuchô-jidai), duró hasta 1392, año en que fueron covencidos por el tercer shogun Ashikaga, Yoshimitsu, para que volvieran a Kyoto y se fundieran con la corte del norte, asegurándoles que se alternarían ambas líneas en el trono; acuerdo que nunca llegó a cumplirse, siendo los descendientes de la corte del norte los que han ocupado el trono hasta nuestros días.